Haciendo abstracción de sus cualidades morales y sociales, que la convirtieron en uno de los personajes más populares y conocidos de La Coruña durante los últimos cuarenta años, Asunción Santander (Chonina) destacó por su dominio del difícil arte de la cocina. Había contribuido a ello su madre, doña Asunción Garzo, que como mejor ajuar de boda, la puso, junto a su hermana Carmen, en manos del mejor cocinero de León para que la enseñase los mil y un secretos de la cocina.
Luego, fallecido su esposo, un prestigioso militar gallego, y debido a las escasas pensiones de viudedad de los años cincuenta, Chonina utilizó su saber culinario en dar clases de cocina a la que asistieron numerosas jóvenes y señoras que formaron una verdadera escuela coruñesa. Fruto de ello fue una merecida fama que se cristalizó en un recetario publicado en 1964 y cuyos ejemplares se agotaron rápidamente, siendo hoy pieza codiciada de los coleccionistas de manuales gastronómicos.
Chonina nunca se quiso mover de La Coruña y Galicia a pesar de las oportunidades que tuvo para ello. Una vez fue para dirigir la cocina de un gran hotel y otra cuando se le propuso la dirección de un programa televisivo dedicado a la cocina. Por aquel tiempo, Chonina ganó diversos premios en concursos de cocina y La Voz de Galicia en un suplemento dominical, la calificaba como “maestra de grandes cocineras”.